He encontrado este texto de las profesoras Fernández y Cuadrado relativo a la necesidad de que el profesor provoque que la percepción de todos los estudiantes sea la de que están siendo atendidos, que son importantes como cualquier otro compañero o compañera.
"Para muchos estudiantes el profesor es una persona significativa dentro del aula y reclaman su atención y valoración. Cuando perciben que no la tienen o la han perdido, que son rechazados por el profesor o que éste prefiere a otros alumnos, el desinterés y la desmotivación hacia la actividad escolar aumenta."
Y este texto, me ha llevado a la novela de Joaquin Berges, "Vive como puedas", donde uno de sus personajes vestido de Melchor le dice a otro personaje vestido de Gaspar:
"- Las calles están abarrotadas de gente en ambas aceras. La cabalgata circulará por el medio de la calzada, así que es fundamental que mires y saludes a ambos lados, ¿comprendes? [...]
- No exageres. Desde donde los niños miran apenas se nos verá.
- Te equivocas, se ve perfectamente. Los niños se fijan en todos tus gestos. La cabalgata avanza despacio y eso facilita la observación. Es primordial que dividas la calle en pequeños tramos y vayas girándote a derecha e izquierda continuamente, barriendo las aceras con tu mirada, sin dejarte ni un centímetro. ¿Está claro?"
¿Está claro? La comunicación no verbal es muy importante y en el aula ocurre como en la cabalgata.
martes, 8 de noviembre de 2011
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1 comentario:
Y eso, Enrique, no sólo en la educación obligatoria. Hay casos serios de "profesores" o "profesoras" que, estando en la educación no obligatoria (p.e. en la universideidad), sin motivos aparentes trasladan con su forma de actuar ante sus "alumnos" (sabes que siempre he defendido que, tras la educación obligatoria, debemos hablar de personas que comparten su proyecto formativo con otras personas que, se supone, facilitan esa labor desde su puesto de trabajo, luego no son "alumnos", sino protagonistas de su propia formación), actitudes demasiado negativas para que sean consideradas con criterios de calidad (personal, social y educativa). Los docentes requieren perfeccionarse muy a menudo, compartir experiencias, incluso con sus compañeros de vida laboral, requieren asumir su rol, que no es otro que participar positivamente en la formación integral de los otros y otras. Algunos didactas no ven más allá que el sueldo y la recompensa social de estar donde están, sin serlo.
Otros muchos sí, quizá la mayoría, pero los malos siempre nos dejan quedar mal a todos los demás.
Un abrazo.
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