Vuelo FR 4634
Esperando en la fila para embarcar, me doy cuenta que mi tarjeta indica "PRIORIDAD". Yo no suelo elegir prioridad porque viajo solo y me la da lo mismo un sitio u otro. Me acerco al mostrador y la empleada me indica que puedo acceder por la fila de prioridad.
Subo al avión en los primeros momentos y mi asiento es el 5A, al poco tiempo aparece un señor que se coloca en el 5C, y posteriormente un joven con pelo de rasta, indica que lleva el A, pero no insiste y se coloca en el 5B ( para quienes no tienen práctica de avión: 5A ventanilla, 5B centro y 5C pasillo). Más tarde aparece otro señor que dice que el tiene el 5B y el joven reconoce que se ha equivocado porque el tiene el 4A.
Finalmente, todo el mundo está en su sitio. Parte el avión y comenzamos a hablar de lo lleno que va el avión, que si quitan más vuelos de esta ruta, vamos a tener que cambiar nuestra vida.
Yo saco mi libro y me dispongo a leer. Mis compañeros de fila son pequeños empresarios y comienzan a hablar a que se dedican, cómo está la economía, etc. Uno dice que la curva de la crisis es como cuando cae un avión por lo que los tres cruzamos los dedos y "ci prendiamo le palle".
PRIMERA COINCIDENCIA
En un determinado momento, oigo que dicen: "Allora come me, hai 57 anni" . A lo que añado yo también soy del 57. Para mayor coincidencia, mis compañeros y coetáneos llevan sendas camisas de rayas azules, igualita a la que yo tengo, pero que hoy no llevo puesta. Será para distinguir al español de los dos italianos. Uno de ellos habla perfectamente español porque su empresa está afincada en Pamplona, el otro trabaja en Zaragoza aunque la empresa está asentada en Bosnia-Herzegovina.
No olvidemos que los que tenemos 57 años, nacimos en el 1957.
SEGUNDA COINCIDENCIA
Mi compañero del 5C y yo mismo no somos conscientes de haber pedido "prioridad". En realidad, ambos reconocemos que no solemos pedirla nunca.
TERCERA COINCIDENCIA
La vida de los tres está caracterizada porque al menos estamos en nuestra segunda relación conyugal con hijos procedentes de las diversas relaciones.
En ese momento, empezamos
a pensar que el sistema de la compañía aérea nos ha hecho un test y se ha puesto a juguetear con nosotros. O bien, va a aparecer una cámara oculta que nos mande a un estudio televisivo a contar nuestras vidas.
Establecemos que nos vamos a tomar algo juntos, aunque con motivo de la metáfora del avión cayendo, decidimos hacerlo una vez que hayamos aterrizado.
Así lo hicimos, tomamos un café con grappa y quedamos emplazados a juntarnos una noche en Zaragoza para celebrar este encuentro casual.
viernes, 1 de agosto de 2014
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