🚭 Esta entrada tiene su origen en la tipología de personajes que observo cuando paseo o me dirijo al trabajo.
Una vez que se ha establecido los aerosoles como la principal fuente para el contagio del COVID, me preocupa tener que pasar por lugares donde se encuentra un fumador o fumadora, junto a una terraza o cruzándome con el/ella en una acera estrecha. Además, fumar da el privilegio de poder bajarse la mascarilla. Y la actitud de algunos es chulesca.🚭
Admito que estos perfiles tipológicos son injustos con las personas fumadoras que están intentando dejarlo y que evitan la presencia de otras personas cuando fuman. Por eso, voy a contar cómo deje de fumar sin pastillas ni tratamiento, sólo con la fuerza interior pero con el apoyo de agentes y circunstancias externas.
Corría el año 1991 cuando, como es habitual, mi catarro llegó en el periodo vacacional después de un stressante mes de diciembre en el que había fumado más de lo habitual. Entonces se podía fumar en el despacho de la Universidad, incluso era frecuente fumar durante las reuniones.🚭
Así que tenía menos ganas de fumar y el día 28 de diciembre, me propuse el reto de DEJAR de FUMAR.
Llegó la nochevieja y el Año Nuevo donde había la tradición de uvas, cava y cigarrillo. Pero ese 1 de enero de 1992 no seguí la tradición y continué con mi reto.
El catarro paso pero durante el mes de enero había momentos en que una tos seca me invitaba a volver a fumar y abandonar mi reto. Pensaba: sin catarro y sin fumar, tengo esta dolorosa tos.
Afortunadamente, a final de mes, en la fiesta de San Valero, compartí la mesa con una amiga sanitaria que me explicó la etiología de esa tos seca: los alveolos se estaban reblandeciendo y necesitaban expulsar la contaminación introducida desde 1972. Pero me animó a seguir con mi reto porque la tos desaparecería en aproximadamente uno o dos meses.
Otra circunstancia externa, un viaje a USA donde ya existían limitaciones para los fumadores en los restaurantes, me confirmó que mi decisión de NO FUMAR era la acertada.
En 1984, ya había aprovechado una circunstancia externa para rebajar el número de cigarrillos: nunca he fumado mientras conducía.
En resumen, quizás las personas fumadoras pueden aprovechar las actuales prohibiciones para fumar menos o para dejar de fumar definitivamente. Por ejemplo, no fumar mientras se camina, no fumar cuando hay personas alrededor, fumar sólo en aquel espacio donde estamos solos y dirigiendo el humo hacia una ventana, etc.
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