El fin de semana pasado he leído una entrevista y un reportaje sobre educación que me invitan a cambiar la valencia de la palabra pedagógico siempre llena de optimismo, de la posibilidad de mejorar la situación por la que figura en este título: Pesimismo pedagógico.
Por un lado, la entrevista en el periódico El Mundo a un profesor de instituto que después de una década de experiencia escribe su experiencia con un grupo de alumnos del programa PROA (Plan de Refuerzo, Orientación y Apoyo) que los alumnos en su crueldad traducen por "personas retrasadas o anormales". En la misma se señala como el burnout lleva a muchos profesores a dejar la profesión, al aumento de las bajas laborales, etc. Se ha generalizado sobre todo en determinados institutos la falta de respeto al profesorado que conduce en casos extremos a las agresiones a los profesores. Pero la falta de respeto no es un problema escolar sino social. Porque a la Escuela (entendida como institución escolar) se le asignan la solución de aquellos problemas sociales que la sociedad es incapaz de resolver con sus medidas políticas y sociales.
Una de esas funciones que se le encargan a la escuela es la de ser "ascensor social" a través de la meritocracia. De que ese ascensor no funciona trata el otro reportaje leído en el periódico El País, (curiosamente aparecido en la página 9 del suplemento Negocios) corresponde a un estudio realizado por la Fundación ISEAK. Un interesante artículo en el que se atreven a contestar con precisión la pregunta: ¿Qué políticas públicas podrían facilitar un entorno educativo que fomentara la igualdad de oportunidades?
- - Combatir la segregación escolar,
- - Medidas organizativas y de prácticas docentes que faciliten el aprendizaje colaborativo entre docentes y reduzcan su carga administrativa
- - Redistribución de la riqueza entre las familias ya que se constata una conexión entre la desigualdad de oportunidades en la adolescencia y la desigualdad de ingresos en la infancia.
Muy sencillo, pero la última medida que me parece la más importante escapa al control del profesorado, de los Centros, de la Administración educativa y del sistema escolar. Parece que la pelota está en el tejado del Ministerio de Hacienda porque son muchos los ministerios implicados además del que se encargue del sistema escolar.
2 comentarios:
Me parece muy interesante su punto de vista en cuanto a la desesperación que pueden sentir los docentes al tener que enfrentar comentarios desconsiderados de alumnado con personalidades y aunque que creo que ciertamente hay una gran parte que recae en los diversos Ministerios de nuestra política, como estudiante de pedagogía y teniendo en cuenta la relación antropológica entre humano y educación en la cual las diversas personalidades y realidades que cada persona tiene son muy variadas los docentes de ahora y los que están por venir deben proponerse una mayor acción por su propia en parte como una comunidad (no individualismo egoísta) pues, como decía Hannah Arendt, el humano es totalmente libre de sus ideas y sus acciones, sean estas tanto correctas como incorrectas, pero eso no quita que estas ideas hayan sido moldeadas por el colectivo de la sociedad al que nos presentemos más cercanos (1958).
Muchas gracias por tu comentario Gema que me permite seguir aprendiendo en el diálogo con personas que leen el blog. Y que me invitan a seguir escribiendo y reflexionando sobre estos temas.
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