Ya van siendo demasiadas las entradas de In Memoriam que hago en este blog, pero la parca se está llevando antes de tiempo a las mejores.
Conocí a Rosy cuando llegué a Italia por primera vez. Era la subdirectora de la escuela donde trabaja Grazia y desde el primer momento creo que quedé enamorado de ella: de su rigor, de su profesionalidad combinada con una dulzura que se transmitía incluso en el tono de su voz.
Su voz que todavía recuerdo, un poco desgarrada cuando la enfermedad empezó a atacarle duro. Creo que cuando la conocí, la C de cáncer ya se había encariñado con ella. Y resistió más de una decena de años.
Igualmente, me inspiraste mis "últimas voluntades".
También, recordaba esta foto que ahora nos acompaña y que no conseguía saber dónde la había metido. Finalmente, la encontré. En esta dominical tarde de carnaval que presagia la salida de este frío invierno en el que nos has dejado y en la que los niños disfrutan con sus disfraces de carnaval, me he puesto a escribir este "recuerdo".
En realidad no nos has dejado porque siempre estarás en el recuerdo de todas las personas a las que nos impactaste.
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