¿No os habéis encontrado en ocasiones que una carta al director, escondida en la página par, con ortotipografía sencilla, poco llamativa, estaba mejor escrita, te llegaba mucho más que la columna escrita por el columnista o tertuliano famoso o político o sindicalista?
Las cartas al director no tienen tanto control como los artículos o las columnas y por eso dicen desde una óptica no contaminada, lo bueno y lo malo de cada situación, de cada hecho, de cada decisión, de cada opinión.
Así Fernando Andino, un zaragozano creo que perteneciente a la Asociación Aragonesa de Psicopedagogía, dice:
"La polémica se ha instalado de nuevo en el panorama educativo. No teníamos suficiente con los recortes, para que ahora entremos en el debate estéril del cambio de ley.
Dejemos algo claro: todas las leyes tienen ideología, todas. El debate privada- pública, hoy por hoy, no deja de reabrir heridas que no se pueden cerrar. Otro tema es la religión en la escuela, un mantra del que no sacaremos nada en claro, salvo que gastamos mucho dinero en ello. Por no hablar de "Educación para la ciudadanía", polémica estéril donde las haya. Respetemos la Constitución actual y dejemos de marear la perdiz.
En España ha habido dos leyes fundamentales en los últimos tiempos: la ley tardofranquista de 1970 (EGB-BUP) y la LOGSE (1990), la LOE (2006) es una LOGSE actualizada. El resto de leyes han sido de tipo organizativo (LODE, 1985) o de rango menor. La LOCE (2002) no llegó a implantarse totalmente, aunque algunos elementos sí que se implantaron (p.e.las notas tradicionales en Educación Primaria, en vez del "progresa adecuadamente").
En la EGB el fracaso era similar al que ha venido siendo en la ESO, pero con dos cursos más. Por lo tanto, venimos de donde venimos, pero se nos ha olvidado. Por cierto, recordar que hace un siglo los índices de analfabetismo eran escandalosos. La ley del señor Wert cree que la calidad es una cuestión de reválidas, en vez de invertir en la formación inicial y continua del profesorado o en una gestión seria y eficaz de los centros educativos públicos. Para ello es necesario gastar más, pero sobre todo mejor. Evaluar no tiene nada de malo, pero según para qué se haga (el fin que tenga). ¿Qué queremos?, poner alto el listón o conocer cómo podemos ayudar a nuestros alumnos, ciudadanos del futuro iguales en derechos y deberes.
Para mi la idea clave es apostar para que el mayor número de alumnos acaben la ESO en las mejores condiciones "posibles".
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