Estudiante:
“No estoy seguro de qué es lo que le pide el profesorado en los trabajos”.
Conviene que esté claramente especificado. Lo que es evidente y obvio para el
profesor no lo es para el estudiante y menos, para el estudiante universitario
novel de primer año.
¿En un examen de elección múltiple cuentan negativamente las respuestas
erróneas?
¿Cuántas páginas debe tener el trabajo? ¿Cuáles son los requisitos formales
o da lo mismo? ¿Qué importa más el resultado o el razonamiento que se da a la
respuesta? ¿Cuentan las faltas de ortografía en un examen de matemáticas?
Profesorado:
“No parecen conocer la diferencia entre una descripción y un análisis”. Por
tanto, habrá que ejercitarse haciéndolo explícito.
“No pueden proporcionar evidencias que respalden sus opiniones”. Por tanto,
habrá que dar un feed-back con una evaluación formativa detallada de cuáles son
los errores y los aciertos de una determinada tarea.
“Esperan recibir todo siempre demasiado detallado”. Se precisa, hacerles
ver que esto no es posible y apelar a su autonomía y madurez.
1 comentario:
El pan nuestro de cada día, trabajar la autonomía, reflexión y capacidad crítica. En realidad, esto es producto de la poca práctica que se da en muchas asignaturas aún basadas en la memoria. Hacer pensar es un trabajo diario, aprender a expresarse debería ser un trabajo diario, pero muchas veces no se abordan cuestiones instrumentales como esta..
Muy buena reflexión como siempre
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