Quería ir a un tablao no para turistas, aunque esa noche al público le faltaban fuerzas para tocar palmas o jalear a los artistas: el guitarrista, la cantaora y la bailaora; Luis, Rudy y Almudena.
Un local reducido, junto al Darro. Parecía un aljibe.
Y el nombre atraía a un aragonés y alguien que le gusta el subrealismo:
Le chien andalusie. Recordando el film de Luis Buñuel.
Local de una asociación cultural que pretende que el flamenco esté entre lo popular y lo selecto.
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