martes, 18 de febrero de 2014

Amparo. Un abrazo.

Como este blog se ha convertido en semanario y porque ya en muchas ocasiones he escrito sobre el fallecimiento, la muerte de amigos, de colegas y de personas de mi generación; había decidido no escribir sobre la muerte de Amparo.

Porque el pasado jueves, antes del día de los enamorados, Amparo se ha ido haciendo poco ruido, para que el funeral fuera el viernes por la tarde, para no molestar, ni permitir que quienes teníamos conciliación familiar en el fin de semana, cambiáramos nuestros planes. Así era ella.

Amparo era colega del Departamento de Ciencias de la Educación pero cuando una colega me ha señalado su edad (58), me ha recordado que veo su retrato cada vez que contemplo mi orla de Licenciado en Filosofía y Ciencias de la Educación. Somos coetáneos de promoción.

No sé si era la natural discreción de Amparo o que fue poco a clase, como decía ella, que descubrimos nuestra condición de compañeros de promoción, una vez que ya eramos compañeros de Departamento.

No era fácil enfadarse con ella porque Amparo es de esas personas que no discutirán por nada porque nada merece el hurtarnos de su sonrisa.  Más que su cara, recordaré su voz dulce, risueña porque ninguna cuestión es tan importante como para robar la sonrisa.

Queden estas torpes palabras para recordarte y para hacer revisión de los seres queridos que han pasado por este blog:




Igualmente, aprovecho para recordar mis últimas voluntades.

2 comentarios:

Ico dijo...

Bonito homenaje.. a esas personas sencillas que se van sin hacer ruído..
un beso

Enrique García dijo...

Amparo era muy querida. Al menos, vivirá en el recuerdo de las más de 1200 personas que han visitado esta entrada. Ah! Para quienes no lo sepan: la foto corresponde a la muñeca que confeccionaron sus alumnos. Gracias a todos.