Mi hijo nació en la transición de la televisión en blanco y negro y dos canales a la televisión en color y multicanal. En cierta ocasión, en la edad en que los niños lo preguntan todo, se cuestionó si antes el mundo era en blanco y negro.
Yo ahora me pregunto si antes, hubo una realidad que fuera real y no virtual. Desaparecieron los billetes de papel de trenes y aviones. Todavía recuerdo cuando un empleado de Iberia me dijo al tener que darme un billete que yo había comprado on line, que siempre habría que tener algo físico.u
Si el dinero republicano dejo de tener valor en el 1939, qué fácil seria ahora hacer desaparecer nuestros ahorros del banco cuando no tenemos ni una cartilla con las anotaciones de ingresos y extracciones.
Ilusamente, en mi juventud y temprana edad adulta pensaba que cuando fuera “mayor” comprendería el mundo aunque la tecnología avanzase a más velocidad; pero la realidad actual cuando ya soy “mayor” o “mayor menor” ( ya saben eso que dicen que los sesenta actuales son como los cincuenta o cuarenta de antes), me resulta incomprensible. O podía decirlo de forma castiza y copiando a Jesucristo: “mi Reino no es de este mundo”.
Cuando era niño no teníamos teléfono en casa, luego hubo teléfono fijo para toda la familia. Había hasta cabinas telefónicas. Después llegó el teléfono movil. Y luego el smartphone con la posibilidad de realizar videoconferencias en el que podíamos ver a nuestro interlocutor. Al principio de uno a uno, luego con múltiples emisores y receptores en el mismo acto.
A veces, me quedo extasiado mirando a una joven que se maneja con los pulgares para enviar un whatsapp, cuando yo necesito todos los dedos de mis manos para hacerlo con una velocidad menor.
No pierdo la esperanza de llegar a ver generalizada la comunicación tridimensional como la que sale en la Guerra de las Galaxias. Haría una apuesta pero será mucho antes de lo que pueda imaginar.
Mi padre murió en 1984. Supongo que le costaría mucho esfuerzo entender todos estos avances tecnológicos como me sucede a mí. Pero sobre todo porque dichos cambios han llevado aparejados cambios en el comportamiento humano, en la organización de los valores.
Hemos pasado de un mundo rural, solidario, familiar a un mundo urbano, competitivo e individual.
Perdón, el día está gris y la melancolía gana territorio.
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