Las afirmaciones del libro de Jonathan Crary son demoledoras pero nuestra situación y nuestra actitud ante el cambio climático, ante la comprensión internacional, ante la solidaridad y el desarrollo de los pueblos, las confirman dos años después de su publicación ya que la tendencia va hacía ese final desolador.
"Con el capitalismo entrando en fase terminal, en un planeta desfigurado por la austeridad neoliberal y el colapso medioambiental , ya no queda ni tan siquiera la pretensión de que el desarrollo científico y tecnológico esté alineado con la intencionalidad o la necesidad humanas". (p.78)"Al público a menudo se le ofrecen estas innovaciones como la ventaja de vivir y trabajar en entornos "inteligentes" donde " te hacen todo incluso de que tú lo hayas pensado". Esto es exactamente lo que está en juego: la desposesión del pensamiento ..." (p.80)
Apunta como diversos ámbitos científicos, la farmacología y el neuromarketing, buscan gestionar los hábitos de consumo masivo y la de fomentar una actitud de sumisión en los individuos.
"La absoluta colonización de la investigación por parte de los ejércitos y las corporaciones a partir de la Segunda Guerra Mundial consumó la desaparición de las distinciones significativas entre Ciencia y Tecnología. Jean-François Lyotard interpretó el desarrollo sin ataduras de la tecnociencia capitalista como la negación definitiva del proyecto emancipador de la modernidad y la anulación de cualquier expectativa acerca del papel beneficioso de la razón humana. Desde entonces, el método científico hace ya tiempo que se ha vuelto dependiente de la tecnología (...)
la ciencia occidental se convirtió en uno de los puntales discursivos más poderosos para la promoción del racismo, la misoginia y los proyectos coloniales genocidas que se originaron en Europa y, más tarde, en Norteamérica." (p.86)
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