martes, 23 de noviembre de 2010

Discurso despedida estudiante dia facultad


Excelentísimo Sr. Rector Magnífico
Autoridades académicas y resto de autoridades que hoy nos acompañan
Compañeras y compañeros de promoción
Amigos todos
Es para mí todo un honor poder hablar en nombre de los alumnos pertenecientes a la promoción 2007 – 2010 de la Facultad de Magisterio.
Hace ya tres años, comenzamos una etapa.  Llegamos a las aulas de una Facultad y nos sentamos unos junto a otros sin conocernos, carpeta y bolígrafo en mano, esperando nuestra primera clase.  No teníamos nada en común, salvo nuestro interés por la infancia.  Todos nosotros, al igual que nuestros folios, teníamos la mente como una pizarra en blanco.  Pero queríamos aprender.
Casi sin darnos cuenta, han transcurrido tres cursos repletos de arduos trabajos, exámenes y prácticas que nos han convertido en personas más maduras, conscientes de la responsabilidad que entraña la labor del docente, puesto que como bien decía Cicerón “una cosa es saber y otra saber enseñar”.  Sabemos que no hemos finalizado, sino comenzado, un camino.  Educar a un niño no es tarea fácil, pero tenemos la ilusión y el convencimiento de que seremos capaces de llevar a cabo nuestra misión con éxito, puesto que la enseñanza que deja huella no es la que se hace de cabeza a cabeza, sino la que se hace de corazón a corazón.
Por todo ello, quisiéramos dar las gracias en primer lugar a la Universidad de Zaragoza que, fiel a su espíritu fundacional, ha apoyado la labor de la Facultad de Educación. 
Damos las gracias, en segundo lugar, a la propia Facultad, a su Decanato y al resto de personal que la integra, por la coordinación de los estudios que hemos cursado y por la fluida comunicación que ha existido con los alumnos y sus representantes.  Al hacerlo así, nuestras propuestas han sido siempre escuchadas y respetadas, creándose así un espacio democrático, tolerante y participativo, que ha facilitado el trabajo de todos.
En tercer lugar, queremos dirigir unas breves, pero emotivas palabras a quienes han sido nuestros profesores durante estos años.  Profesores a los que recordaremos siempre y a los que llevaremos en nuestros corazones, puesto que han puesto todo su empeño, incluso más allá de sus obligaciones, en enseñarnos, comprendernos y guiarnos.  Nunca olvidaremos todos los momentos vividos juntos.
Tampoco podemos olvidar la inestimable ayuda que los Centros Colaboradores de Prácticas nos han brindado.  Sin su generosa ayuda, no habríamos podido aplicar las teorías aprendidas, ni tampoco habríamos conocido de primera mano la realidad escolar.  Mención especial merecen todos y cada uno de nuestros tutores de prácticas que altruista y gratuitamente han tenido la paciencia de mostrarnos el quehacer diario de una profesión apasionante.
Para acabar con los agradecimientos, queremos también incluir en ellos a todas las instituciones públicas y privadas, que con sus ponencias han complementado nuestra formación. 
Desde mi perspectiva de futura docente, y en representación de mis compañeros de promoción, quiero hacer llegar un mensaje a las autoridades competentes que hoy nos acompañan.
Sabemos que la actual coyuntura económica no es todo lo favorable que pudiera desearse, pero hemos de ser conscientes de que el futuro de nuestra Comunidad Autónoma, en conjunto con el resto del Estado Español, pasa por una clara apuesta por la educación.  Por una Educación basada en la libertad, la igualdad y la fraternidad.  Educación libre de dogmatismos.  Educación en igualdad de condiciones, accesible y gratuita para todo el mundo.  Educación en fraternidad, reflejo de la diversidad de la sociedad actual. 
Dignificación de la profesión docente.
En nuestras manos está la educación de los hombres y mujeres que crearán el futuro.  Toda inversión es poca en esta ardua tarea.
Educad a los niños y no será necesario castigar a los hombres (Pitágoras).

Ana Pérez

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