Hace unos días, hacía una interpretación telegráfica del Real Decreto Ley 14/2012 de BOE 21 de abril. En las Cartas al Director de EL PAÍS, he encontrado esta explicación con la que coincido totalmente.
Los profesores universitarios tienen entre sus obligaciones la docencia, la investigación y labores de gestión imprescindibles para el adecuado funcionamiento de las otras dos. No obstante, para muchos parece, tristemente, que la labor docente es una “carga” que les quita tiempo en su actividad investigadora.
Ahora, las nuevas reformas apuntan a una reducción en la docencia de aquellos profesores que acrediten una determinada actividad investigadora, docencia que va a ser cubierta por el resto del profesorado.
El sistema está premiando a los que no se preocupan de mejorar en la enseñanza dándoles lo que quieren: menos docencia. A la vez está castigando a aquellos que han dejado a un lado su investigación para volcarse en una mayor calidad de la docencia, en los proyectos de innovación educativa, en la implantación de los grados. Personas implicadas con su trabajo ahora se ven penalizadas con una carga docente que no les va a permitir investigar, y lo más triste es que nadie les valora las horas dedicadas a sus alumnos, a la formación y a la calidad. La excelencia de un profesor universitario se mide en publicaciones en lugar de porcentajes de presentados o aprobados.
Y al final, perderemos a los buenos profesores porque se cansarán de salir siempre perdiendo. Triste pero cierto.— Lucía Asensi Bernardi.
3 comentarios:
Estoy muy de acuerdo con prácticamente todo lo planteado en la publicación, yo como estudiante puedo decir que es triste ir a clase y ver como un profesor te da clase sin interés ni motivación ninguna, como les supone una obligación darlas, mientras que es totalmente gratificante ir a clase y que te la imparta un profesional enamorado de su trabajo y de su dedicación a lo que le gusta y a nosotros, los que queremos aprender.
Estoy totalmente de acuerdo incluso con el comentario anterior, yo también soy estudiante y se nota muchísimo cuando un profesor le gusta lo que hace y cuando no.
Yo soy estudiante de pedagogía y en algunos casos he visto profesores que pretenden enseñar lo mismo que ellos no son capaces de aplicar con nosotros.Yo creo que en este mundo debe haber de todo, pero no se debe premiar a los que no realizan su trabajo adecuadamente o sin interés, sino que se debería premiar a esas personas que se desviven por enseñar algo nuevo cada día, que tienes motivación y son capaces de transmitirla que les gusta ser lo que son y hacer lo que hacen.
no se puede premiar a los profesores que no se encuentran comodos con la enseñanza que la ven como una carga. no es justo ni para nosotros ni para los otros que se han dedicado mas a mejorar la educacion. esto no es justo.
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