Mi profesor de la Licenciatura. El antiguo profesor que me echo una mano en mi primera investigación. El presidente de la defensa de mi tesis doctoral. El profesor y amigo Juan Manuel Escudero ha sido investido Doctor honoris causa por la Universidad de Santiago de Compostela.
Y como ha dicho su padrino, lo primero que dijo cuando se le comunicó la concesión de este honor, fue que era el premio para todos, para la Pedagogía.
Los honoris causa que he visto han sido principalmente a labores de investigación, de campos científicos duros, de la ingeniería, algún que otro a una persona relevante; pero a los pedagogos y en España, yo no conozco ninguno.
De los méritos por los que se da la distinción de Doctor Honoris Causa, Juan Manuel cumple los académicos (ha sido director de departamento y decano en dos Universidades), los investigadores (dirección de 30 tesis!) y también los sociales por su colaboración con grupos de renovación pedagógica y otros grupos de interés social.
Yo lo encuadraría en la investigación reivindicativa. Ejemplo de esta adscripción ha sido su lección de hoy en el solemne acto de investidura con la presencia de 50 profesores que hemos venido de toda España, lo que muestra el cariño y la emoción que desde la cena propiciatoria del jueves ha existido en esta ceremonia en la que nos hemos puesto nuestras mejores galas como podéis ver.
En su lección ha hablado, - como él ha dicho ha prestado su voz a los que no tienen la oportunidad de denunciar en público su desventaja - , de la Pedagogía de la Indignación, de la Pedagogía de la Esperanza, de la Pedagogía de la Justicia y de la Pedagogía del Todos Juntos.
Me ha parecido recordar sus clases en Valencia, reivindicando lo mismo que entonces: justicia para los más desfavorecidos. Juan Manuel de eso sabe mucho: su pequeño pueblo natal de Extremadura y de unos padres emigrantes que veía en vacaciones. Por supuesto, que ahora el discurso está muchísimo más elaborado, más vivido después de casi 40 años.
Ha dicho más cosas que espero encontrar publicadas porque he lamentado no haber sacado de las sayas del traje académico la grabadora del iphone.
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