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Esta reflexión ha sido provocada por varios hechos durante las vacaciones de Semana Santa que enumeraré, no ocurra que se pueda pensar, simplemente que son rarezas de mi edad:
- padres, madres e hijos e hijas parados en un carril bici haciendo selfi,
- conductores acompañados de niños que no soportan una fila y adelantan poniendo en peligro a otros,
- conductores acompañados de niñas que no respetan a las bicis,
- bicis en familia que no respetan a los peatones, ni a los semáforos,
- conductores que aparcan en lugar reservado para minusválidos,
- mercado ocasional no suficientemente señalizado,
- niños que dejan abierta una puerta de frigorífico con advertencia de cerrarla para no gastar energía,
- niños que malgastan agua,
- niños que malgastan comida.
Y otras muchas más.
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