3º) Fomenta la pasividad. Los rayos
electromagnéticos de las pantallas provocan una tendencia a la
pasividad, a fijar la mirada en ella y que lleguen mensajes. Quizás no
se esté de acuerdo con la idea del profesor Hunneus
de la Universidad Católica de Chile que sostenía que la televisión no
la vemos, sino que la soñamos, porque no la vemos con los ojos, sino que
es una fabricación electrónica producida en el interior del cerebro;
pero la experiencia nos muestra que adultos y niños permanecemos
embobados ante una pantalla que emite imágenes.
Es
cierto que el ordenador ofrece una mayor interactividad, pues exige que
al menos se toquen unos botones o se mueva un ratón; pero determinado
software nos conduce tan de la mano que se tiene la sensación de ser un
turista japonés que sigue obedientemente al paraguas de su guía.
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