Tercer día: Teníamos programada una visita con guía al Casco Antiguo de Ribadesella que nos descubrió los secretos y los orígenes de las casas y edificios que habíamos contemplado el primer día. El origen pretencioso de la Gran Vía, -¡Cómo en Madrid!- ; en el terreno ganado a la ría por eso las calles del moderno, del siglo XIX, ribasellano son planas y no con empinadas cuestas y estrechas calles como ocurre en la parte vieja.
La casa del médico, el ayuntamiento, el hotel, el casino, el cine son algunos de los edificios que hoy hablan de su pasado glorioso y de su futuro como reclamo turístico.
La comida la haremos en El Repollú, un clásico ribasellano, con un menú de cuatro primeros y cuatro segundos por dieciocho euros incluyendo postre, agua o vino. Elegimos pote, fabada, judía verde con marisco, cebollas rellenas, torto con picadillo, chipirones rellenos.
A la tarde, Toni Silva nos ha apuntado a una visita a la Iglesia de San Salvador del Moru. A pesar de encontrase a golpe de vista desde nuestro Hotel El Carmen, llegar hasta la misma resulta difícil y agradablemente aventurero. Las indicaciones de navegador son buenas pero siempre con la duda de si el camino elegido, - llamarlo carretera no le haría justicia -, es el correcto. En cierto momento, un coche aparcado a la derecha y una bicicleta a la izquierda impiden que continuemos la marcha. Estamos junto a una casa y la hora de la siesta invita a la prudencia y a no tocar el claxon. Invito a María a retirar la bicicleta para franquear el paso. Simultáneamente salen algunos vecinos que nos señalan personalizada y amablemente el camino a seguir, a la vez que confirman las dudosas indicaciones del navegador electrónico.
La visita a la ermita va a estar aderezada con la inauguración de la exposición que relata el proceso de recuperación de la misma. Está ubicada en la antigua Escuela, construida en 1936 por la II República, que también ha sido recuperada. Al acto acude el Alcalde de Ribadesella además de los miembros de la "Asociación Iglesia de Moru" que se ha encargado de la recuperación de estos dos edificios, sencillos pero simbólicos, de esta parroquia, ubicados en una planicie rodeada de “verdes” desde la que se ve el mar a pesar de los casi diez kilómetros de distancia. La sorpresa mayor es ver subir la escarpada escalera al campanario a Antón de 93 años de edad a tañer las campanas.
Todavía queda luz del día y tenemos fuerzas para aventurarnos a visitar Llanes, localidad turística cercana, aunque inmediatamente nos damos cuenta que no es lo que buscábamos porque se encuentra más abarrotada, más concurrida que Ribadesella. Hoy es sábado y encontrar un lugar para cenar es imposible.
Finalmente, cenamos en Nueva, parroquia del concejo de Llanes, en el Bar-Restaurante San Jorge. El menú se reparte por parejas, las consonantes (María y Carmen ) quieren parrillada de verduras y las vocales (Angela y Enrique) se inclinan por la tabla de quesos que se sirven perfectamente identificados con un letrerito: tres leches de Pria, tres leches rojo de Pria, La Peral, Beyos y Cabrales.
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