martes, 1 de febrero de 2022

Asturias destino querido_6

 Quinto día.- La mañana la dedicamos a visitar maravillas de la naturaleza:

a)  La Cuevona, una gruta de estalactitas y estalagmitas de grandes dimensiones, 300 metros de longitud, que se habilitó desde hace tiempo para dar paso a la aldea de Cuevas. Si bien se puede recorrer montado en el coche, nosotras decidimos pasear mirando y haciéndonos ver por los vehículos que la atraviesan. 

b) Arriondas, la vemos desde nuestro coche porque el número de vehículos presentes es superior a sus posibilidades de aparcamiento. Casi ocurre lo mismo en la superficie acuosa. Aquí, donde parte la carrera internacional suspendida este año por segunda vez, el río está atestado de piraguas que ocultan el agua aunque ya sea lunes.

c) Mirador del Fitu, una antigua atalaya de hormigón de principios del siglo XX: en uno de los collados de la Sierra de Sueves.

“Desde aquí podemos realizar un plano secuencia sin cortes, apenas sin pestañeos, que deja ver los elementos básicos del paisaje asturiano: mar, media montaña, alta montaña, prados, valles, niebla, poblaciones”. 

Como casi todos los lugares típicos de de turismo está lleno de público que hace fila. La pandemia ha grabado a fuego en nuestras costumbres el “hacer fila” y temo que no tiene vacuna. Pero nosotras renunciamos a la fila y a la atalaya y subimos a unas rocas para realizar el plano secuencia que dicen las guías turísticas.

Hemos llegado al mediodía y el cielo ha dejado salir a un sol radiante. Decidimos bajar a las playas que veíamos desde el mirador. Nos habían hablado muy bien de la playa de Vega aunque nuestra impaciencia nos lleva al acceso Oeste  desde el que para acceder, se precisa un largo recorrido y bajar por empinadas pendientes. Recomendación para visitantes: acceda por la población de Vega, acceso Este de la playa, el más cercano a Ribadesella.

En el acceso Este, la playa se encuentra muy equipada con duchas cubiertas y baños, así como varios restaurantes y bares donde tomamos el aperitivo mientras esperamos nuestro turno para poder comer.

El menú de este día. Pizza de jamón de york y queso (hecha al estilo italiano), ensalada de atún, chorizo a la sidra, parrochas y tarta de queso para finalizar.

Durante la tarde, dormimos la siesta en la playa aunque cada veinte minutos aproximadamente debemos retroceder nuestras posiciones con la subida de la marea. En el ocaso, uno de los establecimientos ofrece una terraza en altura para disfrutar de la despedida diaria del sol tomando un coctel o una cerveza.




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