Pensaba que las primeras normas covid para evitar contactos en nuestras aceras tendrían continuidad pero ni la mas simple circular por la derecha del sentido de la marcha, se cumple.
Por otra parte, los grupos ciudadanos (simple parejas con un hijo o hija) consideran que tienen prioridad de paso y no importa que se crucen con otra pareja, joven o anciana, con o sin problemas de movilidad. En muchas ocasiones, comento que me voy a comprar un escudo.
Pero no solo la ciudadanía desconsiderada, que piensa poco en el prójimo, constituye una dificultad para caminar por las calles. Me pregunto quién y por qué autoriza la instalación de andamios para arreglar fachadas de edificios, la instalación de vallas para nuevas obras, la colocación de terrazas y barras de establecimientos de hostelería, etc. Etc.
Otro impedimento son los patines eléctricos, bicicletas de alquiler que los usuarios dejan en cualquier lugar y que la empresa que se beneficia con el alquiler no se preocupa de que no estén mal aparcados. Cuando yo alquilo un coche, las multas por aparcamiento la empresa me las gira aunque hayan pasado varios meses. ¿Por qué no sucede lo mismo con este tipo de vehículos de alquiler?
La conciencia ciudadana y solidaria que esperábamos después de la crisis que nos llevo al encierro, no ha llegado. En su lugar, parece que se ha instalado “el sálvese quien pueda” y la exigencia de los derechos propios antes que el espíritu de ayuda y de “estamos todos en la misma nave”, en la Tierra. Con demasiada frecuencia, encontramos comportamientos agresivos gratuitos, discusiones por cuestiones banales, en el trñafico.
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