miércoles, 16 de marzo de 2022

Oslo: la ciudad de Munch

Parece que Oslo hace más frío que en Suecia o sus desiertas calles a primera hora de la mañana dan una percepción de frío mayor. Por eso, a las diez menos diez, hora de apertura del Museo, ya estamos en la puerta cumpliendo los requisitos de obtener el ticket, gratis con nuestro pase, y dejando todas las pertenencias en la taquilla correspondiente.

Es una comodidad poder dejar la pesada y engorrosa ropa de abrigo en una taquilla para la que no hay que buscar moneda ya que o bien funciona con clave o con una pequeña llave gratuita. Incluso, en algunos casos puedes dejar la ropa colgada sin ningún tipo de custodia.


El Museo de Munch, el del famoso cuadro del grito, se encuentra ubicado en un nuevo edificio, diseñado por el estudio español Herreros Arquitectos, abrió sus puertas el viernes 22 de octubre de 2021. Sus obras, algunas grandiosas, merecen la visita a la ciudad de Oslo. Hay que añadir las terrazas cerradas y acristaladas desde las que se divisa una magnífica panorámica del puerto y de la ciudad.


La siguiente visita es al Ayuntamiento de Oslo donde se entregan el premio Nobel de la Paz y donde podemos contemplar la inmensa magnitud del atrio que se convierte en la sala de la ceremonia.



La comida en el Pastis Bistrobar un restaurante junto al puerto.Elegimos uno de los platos típicos: MOULES con PATATAS FRITAS (Mejillones a la crema con romero y patatas fritas con parmesano)


Cuando salimos, intentamos llegar a ver la Fortaleza de Akershus. Caminamos por la orilla del puerto a pesar de que sopla un viento helador que nos obliga a refugiarnos detrás de algunos edificios. En esta temporada, casi todo está cerrado: restaurantes, museos. O bien están en obras de remodelación, como ocurre en la Fortaleza, donde sólo podemos ver el Museo de la Resistencia.  Un interesante museo, homenaje de la resistencia noruega ante la invasión nazi, pero que nos resulta poco emotivo en la lejanía. Como ocurre en otros de los museos visitados, la información textual es abundante y prolija.


Para la cena, nos adentramos en el barrio de Grünerløkka que se encuentra enfrente de nuestro hotel, sólo es necesario cruzar el puente sobre el rio. 

 ¿Quién dijo que después de las seis en Noruega no hay vida? Nos cuesta un poco encontrar sitio en un local. Se trata de la pizzería “Villa Paradiso”

 ¿Por qué Italia ha sabido exportar su pizza a todo el mundo y España no lo haya conseguido con la tortilla de patata con o sin cebolla?


Dopo cena, no nos atrevemos a aventurarnos en entrar en algún local de copas por sentirnos un poco fuera de lugar y porque el alcohol tiene el precio de nuestro presupuesto diario. Así, que peleando frente al viento gélido, nos volvemos a nuestro refugio hotelero.

No hay comentarios: