Último día en Berlín

Sólo una mañana para nuestras últimas visitas. Tenemos cita en el Bundestag, las medidas de seguridad que incluyen el haber enviado nuestros datos de filiación por la página web de reserva de entrada, me parecen poco después de que escucho que se ha abortado un intento de asalto- golpe de estado por parte de un numeroso grupo de ultraderechistas.

La visita es exclusivamente a la cúpula, añadida al edificio original, diseño de Norman Foster representa la reunificación alemana. Es una estructura acristalada para resaltar la necesidad de transparencia. Permite ver, en la profundidad, el trabajo de los parlamentarios; además, hacia el exterior, contemplar Berlín en 360 grados aunque hoy la nieve todavía permanece en los cristales.

En la visita, un nuevo aprendizaje en esta ciudad: Cuando habíamos estado en el Memorial del Holocausto, nuestro alternativo guía había indicado que si bien al principio se decía que era homenaje a los judíos asesinados durante la II Guerra Mundial, luego se pensó que debía ser extensivo a otros colectivos perseguidos como gitanos, disminuidos físicos y psíquicos incluso disidentes políticos; por lo que se buscó una denominación genérica de "Memorial del Holocausto", aunque la audio-guía del Bundestag en su versión española hace referencia restringida al colectivo judío.

Para la siguiente visita todavía tenemos que esperar para su apertura. La Catedral evangélica alemana no abre hasta las 10 a.m.. La cúpula no es accesible porque se encuentra helada y es peligrosa. El interior de la basílica no merece la pena pagar siete euros.

Por último, visita a una tienda que vende recuerdos del Ampelmann, figura que aparecía en los semáforos del Berlín Este desde 1961 y que los alemanes de aquel lado señalaron que habían perdido un país y era lo único que les quedaba de aquel periodo histórico.