Seguramente mis colegas de Sociología dirán que es una obviedad señalar que el perfil de las personas que viven en cada barrio o lugar de una ciudad es distinto porque lo demuestran los datos de censo, incluso los datos de votación. Pero mi apreciación es subjetiva y responde exclusivamente a ese pensar cuando camino por mi ciudad.
Esta mañana, he estado caminando por varias calles zaragozanas y me ha dado por observar las personas con las que me cruzaba en mi paseo. ¿Cómo caminaban? ¿Su cara, su aspecto, su vestimenta, sus complementos? ¿solitarias o en compañía? ¿qué me decía su aspecto general, a qué podría dedicarse, era soltera, casada, divorciada?
Me ha parecido que había diferencias según el lugar en el que me encontraba. Indicaré mi recorrido para que alguno de los lectores pueda confirmar mis apreciaciones: Barrio de San José, Paseo Sagasta, Paseo Pamplona, Plza. del Portillo, Conde Aranda, Coso, Calle Mayor, Coso Bajo.
Las personas que en los días laborables frecuentan el centro o los barrios de nuestras ciudades son distintas. Hay barrios envejecidos como lo son las zonas rurales y barrios residenciales, barrios nuevos en los que se sitúan jóvenes familias y trabajadoras. Los barrios residenciales parecen desiertos a las horas centrales de la mañana, mientras en los barrios clásicos los ancianos se encuentran en los parques, pasean nietos o hacen la compra en los comercios locales. Mientras en el centro, las prisas de unos contagian a todos aunque la cultura de terrazas entorpecen el caminar.
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