La estancia en Hilldesheim tiene un carácter familiar. El viernes por la mañana, con los niños en la escuela y los padres en el trabajo, aprovechamos para ver la ciudad que habíamos visitado en noviembre de 2022. Como en el caso de Bremen, la visión de plazas y fachadas de edificio es muy distinta porque ahora no están los puestos de los mercadillos navideños que invaden las ciudades alemanas en las fechas previas a la Navidad.
Caminamos hasta la Plaza del Mercado donde se encuentran los edificios más antiguos. En las ciudades alemanas, después de la segunda Guerra Mundial se reconstruyeron los edificios intentando hacerlo como estuvieron con anterioridad; mientras pienso en los edificios derribados por la piqueta en las ciudades españolas para dar paso a edificios modernos, impersonales, de formas rectas.
Otra que nos sorprende son los murales en aquellas fachadas que quedan al descubierto.
Por la tarde, los niños atraen toda nuestra atención y nuestras energías. Cuando se van a dormir, nuestra actividad física y mental descansa.
El sábado comienza pronto porque el biorritmo de los niños no distingue entre laborales y festivos. Nos preparamos para un fin de semana de una familia española pero viviendo en Alemania con niños.
Hoy sábado hemos previsto ir a una piscina, mejor dicho complejo acuático cubierto, donde poder regodearse de una templada temperatura frente al frio de la calle. Una gran piscina que cubre varios metros con trampolín por un lado, en la otra parte con una temperatura mayor una serie de piscinas con toboganes, con hidromasajes, etc. adecuada para las familias con niños más pequeños; también tiene una piscina exterior con el agua bien caliente que contrasta con el aire frío que te da en la cara.
Después de dos horas, estaremos listos para NO dormir la siesta porque los adultos estamos cansados pero los niños no.
No obstante, la tarde pasa plácidamente. Los "jubilados viajeros" agradecemos este "non far niente" después de dos semanas de días ajetreados de aquí para allá.
El domingo tiene parecida planificación. Hoy acudiremos a un parque a pocos kilómetros de la ciudad, donde se encuentran estabulados diferentes animales autóctonos y otros procedentes de abandonos. Es un parque abierto en el que las familias disfrutan de la agradable temperatura de domingo. Y no llueve.
Aprovechamos para una comida en un restaurante donde pedimos el plato típico alemán: el schnitzel , un filete de carne empanado que puede confundirse con el filete a la milanesa. Aunque la diferencia está en que mientras que el Schnitzel se frie en mantequilla, la milanesa se fríe en aceite.
Regresamos caminando para ver un lago muy cercano a la ciudad. Esta ciudad es un ambiente urbano pero con la naturaleza presente en la periferia, muy distinto a lo que sucede en mi natal Zaragoza.
Mañana finaliza la visita. A ninguno nos gustan las despedidas y haremos como si nos fuésemos a encontrar el próximo fin de semana.
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