En el discurso de la ciudad de Zaragoza, se amontonan las referencias a la sostenibilidad, a la modernidad, a la movilización eléctrica, incluso la atención a la diversidad. Pero este fin de semana me he encontrado con tres hechos que descubren la falacia de este discurso moderno pero que tienen toda la ruindad de los principios del pasado.
a) Alcorque en el que el arbolito a pesar de tener unos palos para soportarlo, no consigue vencer al viento zaragozano. Llega la brigada municipal o los operarios de la contrata externa encargada de atender el fenómeno y corta los palos en lugar de sacarlos y volverlos a utilizar. La sostenibilidad también es reutilización
b) Autobús eléctrico con una maravillosa pantalla que solo ofrece publicidad y no informa de las paradas del recorrido. Solo se ofrece por megafonía. Aunque un ciego tendría la información, si fuera sordo no sabría dónde se encuentra.
c) Otro autobús. No lleva el recorrido habitual. Se informa sobre la pantalla pero no por la megafonía.
Menos mal que todavía oigo o veo aunque la edad vaya mermando mis capacidades. Sobre el tema de la movilidad, y la facilitación para aquellos que tienen problemas mejor no nos los imaginamos.
Os invito a comentar vuestras observaciones sobre situaciones en las que la administración se autoproclama sostenible pero que si "rascas" encontrarás que es una fachada sin contenido.
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