Casi no sé qué titulo poner. Para alguien que ha estado pensando en su trabajo y en cómo sacar adelante a la familia, no tener ninguna de esas preocupaciones, disfrutar el presente, disfrutar del aire, de la luz, del sol me parece un lujo.
No resulta gravoso levantarse a las seis de la mañana e irse a pasear, la temperatura en el entorno de los 20º centígrados invita a pasear. La zona es muy agradable. No hay aceras, apenas circulan coches y los conductores tienen claro que la preferencia siempre es el peatón. Los peatones también van por la derecha, no ven los coches que vienen detrás, pero los conductores reducen la velocidad y les adelantan dejando separación.
Muchas casas en la urbanización de Princeville ya han sido decoradas con los motivos de Halloween aunque falte un mes.
De vuelta del paseo, nos sorprende una lluvia con sol que nos proporciona un arcoiris doble que para quienes no estamos acostumbrados nos parece un milagro.
Hoy haremos una excursión al Parque Nacional de Beach Ke'e con la intención de hacer snorquel pero al llegar el baño está prohibido porque el océano está enfurecido. Pero escuchar al mar también es muy gratificante y pasear por la arena húmeda junto a los árboles también.
Tomamos el lunch en Hanalei town, pequeña ciudad dedicada al cultivo del taro en tiermpos pasados y hoy reconvertida al turismo. La antigua escuela se convirtió en un pequeño centro comercial para la venta de artesanías, textiles y otras cosas típicas que consumen los turistas.
Hoy martes, hay un mercado de agricultores donde probamos un brebaje a base de azúcar, jengibre y lima. Hay que tomarlo con hielo porque sino es demasiado dulce.
Por la tarde, como siempre, a contemplar un atardecer que será distinto al de ayer y al de mañana.



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