miércoles, 28 de mayo de 2014

Aula en disposición autobús

Me comentaba un amigo que su hijo cuando llego al "cole" de Primaria, después de haber pasado por Educación Infantil, comentó el primer día de clase:
"No sé cómo quieren que aprendamos si estamos todos mirando a la pizarra".

De esta taxativa frase han pasado más de veinte (20) años y todo sigue igual o parecido. Las clases en disposición autobús, todos en la dirección de la marcha, establecida por la pizarra ahora digital y - dicen - interactiva.

Lo habitual al entrar en un aula es encontrarse las mesas dispuestas ordenadamente en filas. Hay una mesa diferente y más grande que es la del profesor y, en ocasiones, todavía queda la tarima porque son aulas para enseñar y empiezo a dudar si sirven para aprender.

Porque hablamos del aprendizaje cooperativo, pero nos gusta que las clases estén en silencio. Hablamos de la necesidad de investigar, pero los estudiantes deben pedir permiso para moverse.

Cuando Pernille Nygaard-Madsen estuvo con nosotros en un congreso de Escuela 2.0 para presentar la innovación de su país, comentaba como su aula era abierta, solo limitada por unas mamparas, y los niños entraban y salían según su inquietud e interés. Las maestras y los maestros nacionales se sorprendían de esa libertad que en nuestro sistema educativo no existe más preocupado por el control que por el aprendizaje.

Leía en El economista, una columna titulada: " Aprender más allá de las aulas: el espacio educativo" donde partiendo de los datos ofrecidos por el último informe PISA, se concluía que los estudiantes españoles no poseían habilidades prácticas al centrarse excesivamente en la reproducción de conocimientos. 


"Al plantearnos cuáles son los espacios más fructíferos para el aprendizaje dentro de los centros educativos es habitual que pensemos, en primer lugar, en las aulas, y después, en la biblioteca. Si hacemos un sondeo, pocos o ninguno reparará en las cafeterías, zonas de paso, pasillos o vestíbulos. Sin embargo, resulta demasiado frecuente encontrar a alumnos repasando o intercambiando apuntes, haciendo trabajos en grupo o departiendo con compañeros o profesores sobre la última lección. Estas zonas son fundamentales para el entorno global de un centro porque permiten al estudiante aprender de forma autodidacta, ya que es donde los estudiantes realizan sus verdaderos descubrimientos y donde aprenden a pensar, a razonar y a investigar, factores clave que señala el informe PISA".


Si ayer señalaba la necesidad de romper los horarios cuadriculados, hoy reclamo la necesidad de romper la estanqueidad de los espacios.

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