Estoy leyendo la enésima normativa de cómo proceder con el COVID-19 y puedo concluir que se trata de mucha palabrería, lenguaje farragoso peor que la letra pequeña de los seguros y, sobre todo, abundante, “mogollón de páginas” . El mínimo es de 15 páginas aunque he leído hasta uno de 57 páginas.
Supongo que lo escriben especialistas en Prevención de riesgos laborales por lo que abunda el discurso legal, junto al sanitario. Si un doctor en Pedagogía tiene dificultades para entenderlo, qué podrá sucederle a alguien con el graduado escolar.
Ah! Olvidaba que de vez en cuando ofrecen infografías para simplificar pero que no siempre cumplen su propósito por la poca claridad y realismo de las imágenes, así como que el lenguaje sigue siendo técnico pero más reducido por lo que el porcentaje de tecnicismo es mayor relativamente sobre el total del texto.
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