Dicen que no enseñamos como nos dicen sino Cómo nos han hecho hacer.
Por eso, cuando analizo cómo fue la metodología que emplee durante los 42 años de ejercicio de profesor universitario encuentro la epifanía en dos profesores de mi recorrido universitario:
Amparo Martínez Sánchez que allá por el 1978 organizaba sus clases universitarias haciendo trabajar en grupo con una tarea asignada para cada sesión. Acostumbrados a la lección más o menos magistral aquello resultaba novedoso y apasionante al mismo tiempo.
Por otra parte, Juan Manuel Escudero, del que ya he hecho distintas referencias en este blog porque ha estado presente en varios momentos de mi carrera académica, convirtiéndose en una persona querida, amiga.
Doctor honoris causa por la Universidad de Santiago de Compostela
Juan Manuel, era un profesor que trasmitía la duda a los estudiantes. Recientemente una compañera me comentaba cómo lo pasaba mal con él porque no trasmitía la seguridad que se desea cuando necesitas tener la seguridad de que en el examen no habrá sorpresas. Su enseñanza fue que lo importante es el aprendizaje y no la enseñanza. El buen maestro debe preocuparse porque sus alumnos aprendan no por la brillantez de su enseñanza. (Algún ejemplo de estos divos de la enseñanza todos conocemos alguno)
No hay comentarios:
Publicar un comentario