La etapa del Galibier es mi favorita porque la grandiosidad de los glaciares no me canso de mirarla. Las panorámicas son espectaculares. Las colinas cercanas al Lauteret verdes y floridas.
Hemos decidido verlos descender desde los 2600 metros hasta el “tornante” anterior al desvío para Briançon. Los corredores han pasado a nuestro lado y no tenemos escapatoria porque el espacio entre la carretera y el precipicio rocoso es de solo unos 30 centímetros. En fin, los videos y las fotos explican mejor cual era nuestra posición.
Ya me había dado cuenta que, a pesar de cuatro años de Tour, no consigo recoger aquellos regalos que me interesan más: camisetas y gorros. Hay expertos recogedores: personas francesas mayores de cincuenta años que utilizan todo tipo de técnicas. Este año he visto utilizar una bolsa que se propone como si fuera una canasta, resultado: los muchachos se divierten y se retan a encestar, el experto no tiene que agacharse a recoger los objetos.
Me ha parecido apreciar un predominio de conductoras en los coches oficiales aunque son más los conductores en los vehículos publicitarios y de los equipos ciclistas.
Aproximadamente a las dos horas llegan los ciclistas muy desperdigados porque la subida al Galibiert es muy dura por el lado norte y la bajada hasta el Lauteret es técnica.
En cualquier caso, volveré a esta zona de glaciares, a contemplar estas panorámicas con ciclistas o sin ellos, con el Tour o en cualquier otro momento.
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