Las relaciones entre las nuevas y las viejas generaciones son complejas con una dificultad mayor si añadimos una unión de parentesco. Para empezar lo explicaré con una situación habitual: una llamada de teléfono.
- Llamada de Padre a Hijo : duración promedio 1 minuto
- Llamada de Padre a Hija: duración promedio 2 minuto, gracias a la aportación de la hija.
- Llamada de Madre a Hijo: duración promedio 3 minutos
- Llamada de Madre a Hija: duración promedio 20 minutos (rango entre 10 y 90 minutos)
La paternidad y la maternidad son dos cosas muy diferentes porque la aportación física de unos y otras es muy desigual, y la aportación temporal tanto previa como posterior al nacimiento inclina la balanza hacia las madres.
Las madres no quieren soltar a sus hijos e hijas de la mano. Temen que pueda estropearse esa obra que tanto esfuerzo y desvelos le ha costado sacar adelante: embarazo, lactancia, enfermedades, accidentes domésticos, etc. etc.
Mientras, los padres somos un poco más despreocupados, justificamos que los polluelos quieran irse del nido, que se les apañen solos, que se equivoquen,...
Así, al menos lo veo yo, con un perfil de varón, de 66 años, padre de dos hijos varones.
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