Cuando estás con tus amigos, las conversaciones discurren fácilmente, fluyen por ámbitos diversos: transcendentes o intrascendentes, actuales o de antaño, discrepando o coincidiendo, observando alrededor o relatando experiencias. Los temas son: mujeres, trabajo, noticias políticas, deportivas, científicas, cotilleo.
Aunque quedan todos los días, casi no se producen silencios, se enlazan unos temas con otros. Siempre hay algo de lo que hablar.
Cuando estás con tu pareja, lo temas también fluyen pero las discrepancias son más frecuentes y sólo al final se reconoce que el otro tenía razón.
Pero si el silencio invade el espacio, cuando no hay nada de qué hablar o compartir, entonces es ese momento en el que una pareja está en crisis.
Si con los amigos se producen los silencios o hay amargas discusiones, basta con decir "hasta mañana" y esperar que se olvide el desencuentro o hasta que nuestro amigo nos necesite.
Pero con la pareja, el desencuentro, el silencio sigue ahí mezclándose con el cotidiano.
No sé si me he explicado bien, pero me vinieron estas reflexiones en la astenia primaveral.
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