Después de cincuenta días de cuarentena parece que hay prisa por volver a la situación anterior: NORMALIDAD; aunque los políticos de todo el mundo señalen que vamos a una NUEVA NORMALIDAD.
Llenamos nuestras calles cuando nos dejan salir a correr o a pasear, los comercios abre con citas previas que se llenan antes de que pasen unos minutos. Parece, me parece como si se pretendiera volver a como lo habíamos dejado antes de que se produjera el confinamiento en nuestro propio domicilio.
Personalmente no sé si es mi habitual temor a lo desconocido o que, en mi condición de funcionario y posibilidad de tele-trabajar, he estado en una burbuja de confort, no tengo especial atracción por la NUEVA NORMALIDAD ni por la NORMALIDAD que nunca volverá.
La Nueva Normalidad traerá muchos cambios no sólo en lo económico que es la cantinela de todos los días, sino en la Sanidad, en la Educación, en el Transporte, en el Deporte, en la Cultura, en el Ocio, en las Relaciones Sociales y Personales.
Por eso, yo pediría un periodo de acondicionamiento, de entrenamiento a la Nueva Normalidad, como están haciendo los fútbolistas.
Porque son muchos cambios para una materia gris cansada por los cambios. En los últimos días de mi madre, justificaba su no comprensión del mundo del año 2005 por haber nacido en 1922 y porque se habían producido cambios de forma muy rápida. Pensaba, ilusamente, que yo, nacido en 1957, entendería y comprendería los cambios sociales que me tocarán en mi tercera edad.
Pues eso, era una ilusión.
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martes, 5 de mayo de 2020
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4 comentarios:
Como bien dices, como personas individuales y como sociedad, necesitamos adaptarnos a la NUEVA NORMALIDAD. Si somos jóvenes, probablemente, para controlar nuestros impulsos y si somos más mayores, para adaptarnos con más tranquilidad.
No obstante, como familiar de autónomos, si que tengo PRISA en esta normalidad, eso sí, con PRUDENCIA, y con RESPETO a las normas que nos indiquen los sabios de la sanidad.
Lo primero es la SALUD.
Nuevamente coincido contigo Enrique en lo que dices.Por supuesto que después de esta pandemia, con las secuelas económicas y psicológicas que nos va a dejar, será una NUEVA NORMALIDAD.Y lo que más me ha llamado la atención de tus reflexiones, son las que realizas sobre la capacidad de adaptación.Yo también entendía que mi madre ,aún siendo muy inteligente,culta y jovial,no pudiera entender ni adaptarse a los cambios que en la última época de su vida le tocó vivir.No entendía el cambio de valores sociales,no llegó a adaptarse nunca al euro y ni siquiera lo intentó con las nuevas tecnologías.Yo pensaba, como bien planteas,que si podía adaptarme a cualquier cosa, siempre que pusiera intención en ello.Ahora no tengo idea de cómo va a ser nuestro futuro y mucho menos como va a ser mi adaptación al mismo....
Mucho ánimo, Enrique. A mis 44 años tampoco le hacen ninguna gracia afrontar una nueva realidad llena de odio, incertidumbre, sobrexplotación tecnológica, alineación maquínica del ser humano, calentamiento global, pandemias, etc. Re/Pensaremos en una nueva poesía del futuro para aquellos que siempre hemos sido y lucharemos por ser cada día más humanistas en pro de las futuras generaciones venideras.
Un abrazo
¡casualidades ando yo también con el "síndrome de la cabaña" no hay nada afuera más que tiendas, mientras no haya un sitio donde ir a tomar unas cañas y reunirnos con gente la desgana nos abate.
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