martes, 16 de julio de 2019

En ruta hacia los Pirineos.


DIA 16

A las 6 de la mañana he hecho mis plegarias matutinas y me he ido a desayunar al bar un capuchino. Solo he descubierto que iba en pijama cuando ha llegado la gendarmería. Me han mirado y una sonrisa ha explicado todo.
A las 7 he comenzado a conducir. El copiloto duerme. NO es la primera vez que hago la autopista costera francesa aunque cada vez está más transitada o tal vez era la hora rush de comenzar el trabajo: Mónaco, Niza, Aix en Provence, Nimes.
Aunque lo que más me estresa son los continuos peajes donde el sistema contactless parece que facilita el proceso. Pero solamente para los conductores de turismos y de camiones, los de camper y furgonetas quedamos a una altura intermedia que convierte cada peaje en un momento stressante.
Llevo más de tres horas conduciendo y comienzo a estar cansado: El camper no es tan cómodo como un coche que tiene reprise, velocidad y que en sexta va comiendo los kilómetros. La conducción es más laboriosa a pesar de todas las comodidades que los fabricantes ofrecen.
Nos paramos en otra área de descanso. NO tan completa como la anterior pero con un baño que me permite afeitarme sin espejo. Con el sonsonete de las cigarras a nuestro alrededor, tomamos un tentempié y aprovecho para felicitar a todas las Carmen que figuran en mi lista de contactos.
Montpelier, Toulouse. Finalmente llegamos a Bagneres de Bigorre donde finalizará la primera etapa pirenaica. Una ciudad balnearia que, a dos días de su fiesta del Tour está silenciosa,
Cena en el camper aparcado junto a la antigua estación, hoy convertida en un consultorio médico con sus vías abandonadas.


Aparcar junto a la estación (gare de la SNCF) es un homenaje a mi padre, ferroviario y nacido en una localidad francesa que, como el año pasado, visitaré.  
Esta noche finaliza con la amabilidad de un “bon soir” de la gente francesa y que te desea una feliz estancia en la visita para el TOUR.

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