14 de Julio
El día de la fiesta nacional francesa nos preparamos para
nuestro segundo tour persiguiendo a los corredores con el autocaravane. En la
edición anterior, disfrutamos tanto nuestra experiencia que la vamos a repetir
acompañados de familiares, mi hermana Aurea con la promesa de volver a pasar
por el pueblo natal de nuestro padre Jean García y con mi cuñado Edward, un
entusiasta ciclista que supongo hará crónica para sus colegas del equipo
ciclista en Florida.
Seguir el Tour no es fácil porque se cierran las carreteras,
en ocasiones, un día antes porque los ciclistas y la caravana son gigantescos y
tienen preferencia por lo que los seguidores debemos hacer rodeos, encontrar
rutas alternativas y porque un camper de siete metros y 3 metros de altura no
es un utilitario.
El tour no es sólo ciclismo, es sociología, es economía, es
psicología, es estrategia, es relaciones interpersonales, es cultura, es
fiesta. Por eso, voy a repetir porque siempre se aprende en una situación compleja.
Este año comenzamos en los Pirineos y acabaremos en los
Alpes, y desde unos hasta los otros deberemos atravesar la Francia central,
donde está Bedarieux, la Francia que no sale en las noticias, la Francia rural
que, como España, se vacía.
He hecho un grupo de whatapp para enviar las fotos que
hagamos, aunque siempre desconfío de los grupos de esta aplicación informática porque terminan alejándose de sus objetivos iniciales.
Al año que viene pienso poner publicidad: Monzacamper como
mi alquiler del caravane, El Tuno mi bar favoritos de la cerveza de la tarde
cuyo propietario Isidro es otro entusiasta ciclista.
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