viernes, 26 de julio de 2019

La etapa del Isoard


DÍA 26
Por la mañana, descubro que estoy en las afueras de Valoire, ciudad donde finalizó la etapa de ayer. Tomamos un café y de nuevo a la carretera, todavía estamos a 1500 metros de altitud  y hay que bajar hasta 500 donde inicia la etapa del viernes.

Cuando casi estamos en la carretera, los coches parados nos indican que han cerrado la carretera. Por nuestra izquierda pasan los grandes autobuses de los equipos ciclistas en esta carretera estrecha.
 
Arrimo el camper a la orilla para que no impida el paso de otros vehículos y me voy a ver la carrera en su paso por la población de St.Michel de la Marianne, a solo 15 kms. de la salida. La visión de la carrera se resuelve rápidamente: cuatro corredores con unos quince segundos de ventajas sobre el gran pelotón que pasa rápidamente. La motocicleta del gendarme me levanta aire sobre el pantalón. El coche escoba pasa. El vehículo de la gendarmería con el final de carrera. Y se acabó. 




El poco interés del paso en este recorrido no ha significado que se concentraran numerosos espectadores sobre todo en el lado de sombra de la carretera.

Luego nos hemos dirigido a un “camping civilizado”. Es temprano y nos sirve para adecentar el camper (agua, luz, wc químico) y poder adecentarnos nosotros que llevábamos varios días sin afeitar.

Podemos ver la etapa en el televisor. Concretamente vemos la suspensión de la etapa porque en una parte del recorrido ha caído una granizada que ha emblanquecido e inutilizado la carretera.

Parece como si la montaña estuviera enfadada con los humanos, ayer el corrimiento de tierras que bloqueaba la carretera a los seguidores; hoy la granizada que impide la continuación de la carrera; mañana, ¿que nos deparará la montaña?

El camper, lo que no sucede en el hotel, permite entablar rápidamente una conversación con algún otro viajero y descubrir coincidencias de origen, de lugares, de vivencias.

Al anochecer también ha llegado la tormenta a nuestra posición y el sonido de las gotas sobre el camper resulta entre agradable (porque piensas en los que están en tienda de campaña) y amenazador porque suena con fuerza sobre las mamparas del techo.

A dormir que mañana hay que madrugar para intentar subir al último col de este año antes de que la gendarmería cierre la carretera.

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