Será porque cuando éramos pequeños nos decían que la culpa la tenía la silla cuando nos dábamos un golpe por no poder controlar nuestros movimientos;
Será porque la psicología nos indicó que deberíamos ver el lado positivo de las situaciones, de nuestras circunstancias y de nuestro comportamiento.
El resultado es la frase de Baltasar Gracián popularizada por Les Luthiers “Errar es humano, pero echar la culpa de nuestros errores a otros, es más humano todavía”.
Ya no solo son los escolares de infantil o de primaria, sino que la actitud de “echar balones fuera” subió a secundaria, a los grados universitarios, a los másteres universitarios y, sucesivamente, hasta las pruebas de acceso a la vida laboral.
Las excusas o “despejes de balón” son variados:
- “No conocía los criterios de evaluación”
- “NO estaban claros en la guía docente”
- “Pero no dijo que eso no entraba en examen”.
- “Con lo que he trabajado”
- “Se da cuenta de las circunstancias que he vivido con el confinamiento”.
Nuestro estudio del fracaso escolar del año 1984 concluía que el profesorado encontraba mil razones de la etiología en varias razones antes de reconocer su parte de responsabilidad.
O mas recientemente la entrevista a Heike Freire aparecida en el Diario de la Educación.
A pensar...
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