domingo, 29 de septiembre de 2024

La partida (ZA-PÓN)

Salimos en Autobús desde el edificio Ebrosa hacia el aeropuerto de Barcelona. El edificio Ebrosa es singular, es uno de los pocos lugares en Zaragoza que siendo un edificio privado, no necesita decir su dirección. El taxista nos conduce sin necesidad de mayor aclaración. Es domingo por la mañana. La ciudad está tranquila.

No es nuestro autobús.
Fuimos en uno mejor. 

Tener que volar desde Madrid o de Barcelona me recuerda que somos de “provincias”. Cuando vamos a Occidente, a América, salimos desde Madrid y ahora cundo vamos a Oriente, a Asia, nos vamos a Barcelona. No como Colón que decidió ir a las Indias, a Asia, por el camino de Occidente; nosotros iremos al Lejano Oriente por el camino del oriente, como debe ser, sin volver la vista atrás. 

El recorrido del avión de Qatar Airways hace escala en Doha para llegar a Osaka nuestro destino final. Es mucho más largo por motivo de los conflictos, de las guerras de Ucrania y Rusia, o de la masacre de Israel. Los aviones comerciales se ven obligados a hacer recorridos más largos, más horas para el jet lang.

Desde la altura de las ventanillas del autobús se puede contemplar el páramo monegrino que queda oculto cuando viajamos en coche. Aprovechamos para presentarnos los veintidós componentes del grupo presentes, hay otros cuatro procedentes de Alicante que se nos unirán en el aeropuerto y otros dos más que se unirán en Osaka porque viajan a través de Abu Dhabí.

He aquí el listado de los emparejados: Cr.y F., I. y J. L., Ms. y J. E., S. y E., M. y JF que vienen de la bella Donosti (aprovechan para hacer publicidad de su ciudad), L. y S. y la familia M.J.,Ch y M.

Los singles son Ed., Mm, T., A., Mb, Mp  y P.

En el aeropuerto: In. y R. como pareja, singles son F. y Mil.

En Osaka nos esperan Mi. y Á.

Hay diecisiete mujeres y once hombres. La edad de los participantes supera las cinco o las seis décadas si exceptuamos a la hija de la familia, un grupo maduro bastante homogéneo.

Es mi primer viaje en grupo. Para mi supone un reto el tener que afrontar esta convivencia.
   Al hacer el check-in, recibo la sorpresa de que en el segundo vuelo no podré volar junto a mi pareja, además de tener que viajar en el asiento central (*) aunque conseguimos mejorar la propuesta inicial con un puesto  en la salida de emergencia. 

(*) La clase turista antes tenía una disposición de 2-4-2, ahora para ganar asiento y reducir el pasillo son de 3-3-3, incluso 3-4-3.

Al subir al avión de Qatar compruebo que las clases sociales siguen existiendo, incluso han aumentado: De Business y Turista hemos pasado a Business mejorada, Business, Turista mejorada y Turista. Los primeros van junto al piloto y los últimos van en la cola del avión donde se mueve más y se oye más el motor.

Del menú mejor no hablar, resumidamente es beef, chicken y pasta. Dicen ser la mejor compañía aérea pero no han debido considerar el menú en la puntuación.

En Doha, el avión aparca en el fin del mundo y el recorrido del autobús es largo y la terminal gigantesca. Así, que pasamos con rapidez por las lujosas tiendas para llegar a la puerta de embarque de nuestro vuelo de conexión. Tampoco habríamos podido comprar muchas cosas porque las tiendas son lujosas y no señalan los precios, señal de que no son accesibles a nuestros presupuestos de pensionistas y trabajadores. 

Llegamos a Osaka. En realidad no sé cuántos días ni en qué día estoy. No sé la coordenada tiempo pero sí la de espacio. ¡Estoy en Japón!

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