sábado, 4 de abril de 2020

Mascarillas o Rigor ciudadano

Escucho que el Gobierno estudia la norma de enviarnos a la calle poco a poco pero con MASCARILLAS.

A la medida yo le encuentro algunas pegas:
- la tipología de mascarillas exige una lectura detallada y cierto conocimiento
- la compra compulsiva puede finalizar como con el papel higiénico
- los amigos del estraperlo y el fraude se estarán preparando

Yo en cambio propondría aumentar el rigor ciudadano (la responsabilidad de todos en respetar distancia y normas de comportamiento en los supermercados) y el rigor profesional (el celo de los profesionales en hacer respetar las normas a quienes no se acuerdan de ellas).

Ejemplificaré mi idea con la evolución de mi experiencia en la visita semanal al supermercado y de cómo se han ido relajando los comportamientos:

1a. Semana:  Un voluntario me ofreció papel y liquido desinfectante para coger la cesta o el carro. Igualmente, un vigilante contabilizaba las personas que entraban y salían, lo que permitía que en el interior se respetase el metro de seguridad.

2a. Semana: El voluntario había desaparecido aunque había a disposición papel y líquido. El vigilante estaba en el interior y charlaba con los empleados del establecimiento. Hubo suerte porque había pocas personas pero alguna no respetaba el espacio.

3a. Semana: No había papel, sólo líquido, menos mal que los guantes los traía de casa. El vigilante seguía en el interior y, como resultó ser una hora crítica, la distancia entre clientes no era la adecuada.

Por eso,  aunque no sea más que un ignorante ciudadano, mi propuesta es:

no a las mascarillas y quizás medida de la temperatura corporal a la entrada del super como se hace en los aeropuertos.


1 comentario:

MARIO dijo...

Estoy de acuerdo con usted, Enrique. No obstante, no creo que decir un no rotundo a las mascarillas sea una gran idea, pues demostrado queda que ello es mejor que nada.
Sí creo que la alarma interna de cada uno se merma muy rápidamente (bien explicado queda en su experiencia en el supermercado). Es por ello que mantengo mi creencia de que, aunque para volver a la normalidad social que teníamos hará falta más de un año (a mi juicio), las costumbres mediterráneas que nos definen, como son los abrazos, besos y muestras corporales de cariño no tardarán en regresar a nuestra sociedad española. Y eso es una gran noticia, pues solo con esos pequeños gestos ya habremos podido descargar la mayor parte de frustración e impotencia que alberga nuestra sociedad mediterránea.