De camino hacia Amsterdam, hacemos una parada en Amberes. Recordar Antwerpen en lenguaje local que signfica "arrojar la mano", que es lo que hace el soldado romano Brabo.
La primera localización a ver es la propia estación. La antigua estación tiene un frontal que parece el retablo de una iglesia. Sólo la existencia de un reloj nos remite a una estación de ferrocarril. Admiro como se han conservado las antiguas estaciones e integradas con las necesidades modernas. En Amberes, los trenes circulan por tres pisos diferentes. Por debajo, los internacionales. A mitad, los nacionales y regionales y por arriba los locales.
Amberes es una ciudad con mucha historia y una gran actividad comercial por ser unos de los puertos más importantes de Europa, en el rio Escalda que es navegable. Viendo tanta agua, entiendes que la ciudadanía de estas tierras no perciba el problema de sequías y la desertificación que sufrimos en la península Ibérica.
Solo tenemos veinticuatro horas para ver la ciudad, por lo que nos lanzamos a nuestras caminatas. El centro histórico se mezcla con la zona comercial por lo que hoy sábado la calle está abarrotada y caminamos con dificultad a pesar de las amplias calles totalmente peatonalizadas. Podemos decir que hay atascos de personas que además caminamos sin reglas de derecha o izquierda y sin intermitentes ni luces de freno. Resulta lógico para una ciudad de 500.000 habitantes y una area metropolitana de 1.230.000 que se concentran en este área comercial.
En primer lugar, vemos el imponente edificio de la Opera para luego buscar la Catedral. Vemos su cúpula en lo alto pero su fachada lateral se encuentra escondida tras unos edificios y la fachada principal no está abierta a un espacio muy grande. La visita a la catedral es obligada porque allí se encuentran entre otras un par de obras de Rubens.
Otro lugar de visita obligada es la Grote Markt para contemplar la fachada del Ayuntamiento y la fuente del Brabo, soldado romano que liberó a la ciudad de la tiranía de un gigante.El paseo por las orillas del Escalda resultará agradable cuando se bonifique toda la terminal de carga y de pasajeros que están reestructurando. Por ahora, contemple los castillos que se utilizaba para la defensa y la vigilancia. La oficina de turismo está en uno de ellos y siempre resulta explicativa la opinión amable del personal. Pruebe con el español, si falla, el inglés.
Amberes también está considerada la ciudad de los diamantes por las numerosas tiendas que se ocupan de su comercio, pero el presupuesto de jubilado no da para estos caprichos.
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