El titulo inicial era "Madrugar, bendición y viaje a las montañas" pero me ha parecido mejor resumirlo en este substantivo y su determinante.
La actividad comienza temprano para acudir a una ceremonia religiosa en Zenkoi-ji (ji = templo). Hemos quedado a las 5:20 a.m. en el hall del hotel. La actividad es voluntaria pero ya que hemos llegado hasta aquí, no podemos desaprovechar la oportunidad de recibir la bendición del sacerdote y asistir a las primeras oraciones de los numerosos devotos y peregrinos que acuden hasta aquí. Nosotros lo tenemos fácil porque el templo de Zenkoi-ji se encuentra a solo milquinientos metros desde nuestro hotel en suave pendiente cuesta arriba.
Unas fotografías, unas oraciones y recibida la bendición sentida con un pequeño golpe de un rosario o algo con cuentas en la cabeza. NO pudimos ver nada porque se nos exigía no levantar la cabeza y, por supuesto, no hacer fotos.
Volvemos al hotel para desayunar en el piso decimosexto en una sala circular con amplios y acristalados ventanales. Otra linda experiencia añadida a este viaje.
Emprendemos viaje hacia Matsumoto, nuestra próxima parada. Antes, un receso en Yudanaka donde las lagunas de agua caliente sirven para ver de cerca los monos de la nieve en el centro de Yigokudani yaen-koen. Un camino por el bosque. El olor a azufre se siente.
Nosotros también vivimos la experiencia del baño en agua caliente en el onsen Riokan (hotel japonés) Sakaeya . Completamente desnudos, los chicos con los chicos y las chicas con las chicas. Tres piletas con el agua supercaliente. El agua caliente es relajante. Por lo que estamos más de una hora a remojo. Tenemos el baño sólo para el grupo de Pirene por eso la charla supera a los momentos de silencio y de reflexión interior.
Hay que seguir el viaje. De nuevo al autobús con una parada en el Museo Hokusai, pintor de la escuela de impresión denominada Ukiyo-e.
El día está lluvioso y cuando llegamos a Matsumoto la descarga de maletas en el hotel muestra que somos un grupo organizado. las maletas aparecen en el hall del hotel Kagetsu que dispone de unas toallitas para secarlas. Aunque el bus ha aparcado en la puerta pero llueve con intensidad japonesa. El hotel ha ofrecido la posibilidad a quienes sean más de dos, de dormir al modo japonés con el futón sobre el suelo. Menos mal que viajo en pareja, aunque el suelo siempre es bueno para la espalda.
Acudimos a cenar en una pizzería cercana donde podemos sentarnos en la mesa los seis en la misma mesa, son las ocho de la tarde y nos sirven diligentemente.
A la salida, nos encontramos con un pequeño santuario sintoísta que, poco iluminado, ofrece un ambiente recogido. Es difícil expresar con palabras las sensaciones de pasear pausadamente en compañía de personas que hace una semana no conocías y con las que te sientes a gusto: comentas, ríes, hablas de tu vida, de los tuyos, de todo.
Buenas noches!
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