Quizá ha llegado la hora de aceptar que nuestra crisis es más que económica, va más allá de estos o aquellos políticos, de la codicia de los banqueros o la prima de riesgo.
Asumir que nuestros problemas no se terminarán 
cambiando a un partido por otro, con otra batería de medidas urgentes o una 
huelga general.
Admitir, para tratar de corregirlo, que nos hemos 
convertido en un país mediocre. Ningún país alcanza semejante condición de la 
noche a la mañana. Tampoco en tres o cuatro años. Es el resultado de una cadena 
que comienza en la escuela y termina en la clase 
dirigente.
Hemos creado una cultura en la que los mediocres 
son los alumnos más populares en el colegio, los primeros en ser ascendidos en 
la oficina, los que más se hacen escuchar en los medios de comunicación y a los 
únicos que votamos en las elecciones, sin importar lo que hagan. Porque son de 
los nuestros.
Estamos tan acostumbrados a nuestra mediocridad 
que hemos terminado por aceptarla como el estado  natural de las cosas. Sus 
excepciones, casi siempre, reducidas al deporte, nos sirven para negar la 
evidencia.
- Mediocre es un país donde sus habitantes pasan una media de 134 minutos al día frente a un televisor que muestra principalmente
basura.
- Mediocre es un país que en toda la democracia no 
ha dado un presidente que hablara inglés o tuviera unos mínimos conocimientos 
sobre política internacional.
- Mediocre es el único país del mundo que, en su 
sectarismo rancio, ha conseguido dividir incluso a las asociaciones de víctimas 
del terrorismo.
- Mediocre es un país que ha reformado su sistema 
educativo tres veces en tres décadas hasta situar a sus estudiantes a la cola 
del mundo desarrollado.
- Mediocre es un país que no tiene una sola 
universidad entre las 150 mejores del mundo y fuerza a sus mejores 
investigadores a exiliarse para sobrevivir.
- Mediocre es un país con una cuarta parte de su población en paro, que sin embargo, encuentra más motivos para indignarse cuando los guiñoles de un país vecino bromean sobre sus deportistas.
- Mediocre es un país con una cuarta parte de su población en paro, que sin embargo, encuentra más motivos para indignarse cuando los guiñoles de un país vecino bromean sobre sus deportistas.
- Mediocre es un país donde la brillantez del otro 
provoca recelo, la creatividad es marginada -cuando no robada impunemente- y la 
independencia sancionada.
- Es Mediocre un país que ha hecho de la 
mediocridad la gran aspiración nacional, perseguida sin complejos por esos miles 
de jóvenes que buscan ocupar la próxima plaza en el concurso Gran Hermano, por 
políticos que insultan sin aportar una idea, por jefes que se rodean de 
mediocres para disimular su propia mediocridad y por estudiantes que ridiculizan 
al compañero que se esfuerza.
- Mediocre es un país que ha permitido, fomentado 
y celebrado el triunfo de los mediocres, arrinconando la excelencia hasta 
dejarle dos opciones: marcharse o dejarse engullir por la imparable marea gris 
de la mediocridad.

 
 
 
 
 
 
 
 
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1 comentario:
Permítame, profesor, corregir la autoría del artículo, que según parece corresponde a David Jiménez.
http://davidjimenezblog.com/2012/07/25/el-articulo-que-crei-haber-escrito/
Reciba un saludo.
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