Para hablar del futuro de la Facultad de Educación (perdonadme los seguidores que esté tan monotemático) y de la educación aragonesa en general tenía muy claro que lo titularía como lo he hecho.
Así que lo primero que hice fue ir a buscar a google alguna imagen que lo ilustrara. Aparecían titulos de me robaron en el metro, el iphone, y similares pero nunca la esperanza. Aproveche el "viaje" para mirar sobre la web y casualidades de la vida, me encuentro en segunda posición un artículo de Maria José Cabrera en el Periódico de Aragón, titulado del mismo modo.
Mi ansiado edificio, permitidme el posesivo que sólo quiere expresar que era uno de los objetivos de mi toma de posesión como Decano, pretendía no sólo dar cobijo a los más de 2400 estudiantes y más de 200 trabajadores; sino que buscaba que fuera lugar de encuentro entre la formación inicial y la formación permanente del profesorado; así como referencia espacial para todo el profesorado que trabaja en la comunidad autónoma y todos aquellos que se formaron en la comunidad autónoma. Porque, si bien la Universidad de Zaragoza forma profesorado en tres centros (Zaragoza, Huesca y Teruel); en los últimos años estamos haciendo el esfuerzo de trabajar conjuntamente como es nuestra obligación y compromiso con la sociedad aragonesa que nos mantiene.
Pero si la madre o el padre desean una buena educación para sus hijos necesitarán que el profesorado, reconocido por todos como la piedra angular de una educación de calidad, se haya formado y siga formándose en una institución alojada en un espacio digno de la labor que desarrolla.
Pues bien, como ya vais sabiendo todos los lectores, la construcción de ese edificio que tiene una personalidad única, marcada y amable, servirá, o debo decir serviría, para identificarnos en él y reconocernos más fácilmente como miembros de una comunidad.
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