En el debate sobre la jornada continua de los
escolares, de las etapas de educación infantil y de primaria, ya que los
institutos de secundaria hace tiempo que hacen una jornada continuada, debemos
tener diferentes consideraciones ya que se trata de una decisión compleja en la
que intervienen al menos:
a)
La compatibilidad de horarios con
las jornadas laborales de los padres: Hace unos días se celebraba en Zaragoza
un congreso para reflexionar sobre el cambio horario y como hace 70 años se
adoptó el horario de Europa Central cuando nos correspondería el del meridiano
de Greenwich;
b)
los horarios comerciales,
c)
los prime time televisivos, etc.
Por tanto, habría que incluirlo dentro de un
debate más amplio que implica a toda la sociedad. Mientras tanto, ya que se
trata de una cuestión compleja y prolongada en el tiempo, entiendo que se
debería dar autonomía a los Centros escolares para que, en función de las
características de su comunidad educativa, se establecieran propuestas de
horarios diversos: No es lo mismo un centro donde sus padres están desempleados
en un alto porcentaje y pueden dedicarse a la labor educativa que ha sido un tanto
abandonada por las familias; que un centro donde los padres mayoritariamente no
pueden conciliar su vida laboral con la familiar-escolar.
Una vez adoptado un tipo de horario por
mayoría, se deberán facilitar apoyos para los niños de aquellas familias que no
puedan adecuarse a los horarios elegidos, al igual que lo necesitan algunas
familias por su procedencia o sus circunstancias económicas.
¿Cuántas horas sería bueno
que el niño dedicara como máximo a clases y extraescolares? ¿Es compatible con
conciliación laboral de los padres?
Dice Xavier Melgarejo, que ha estudiado en
profundidad el sistema educativo finlandés, que: “En primaria, en Finlandia hacen 608 horas lectivas, mientras que en
España, 875. Así que no hay una correlación entre el número de horas lectivas y
éxito escolar”. Es decir, que no son las horas de permanencia las que
promueven el éxito, sino la actividad que se desarrolla. En Italia, hasta hace
poco tiempo, existía la escuela a “tempo pieno”, y los niños permanecían más
horas en la escuela realizando actividades de refuerzo y de apoyo. Por eso, no
sería bueno establecer que todos los niños estuvieran el mismo número de horas,
porque esa homogeneización no es justa para la igualdad de oportunidades.
Tampoco hay que olvidar que los niños, en
muchas ocasiones, realizan actividades curriculares durante todo el horario
escolar, sin tiempos de descanso o de realización de actividades que sirvan
para relajarse. El tiempo de descanso de
12 a 15 horas procede de unas costumbres sociales que ya desaparecieron hace
mucho tiempo. Porque hay que considerar el nivel de atención de los escolares que
disminuye según avanza la jornada y que precisan de tiempos de descanso y de un
cambio de actividad.
¿Qué recomendarías a
profesores y padres para que se puedan poner de acuerdo sobre este sistema?
Diálogo, diálogo, dialogo y no pensar en
intereses personales; sino en los intereses de los niños y las niñas. Para su
desarrollo educativo y personal se necesita de la escuela pero también de sus
familias.
¿La opinión de quién debe
prevalecer: profes, administración, padres...?
Se debería dar autonomía a cada Centro. No debe
prevalecer ninguna opinión. Nuestra falta de consenso es una de las razones de
nuestros fracasos. Todas las partes implicadas deben aportar flexibilidad incluidas
las empresas para compatibilizar los horarios de trabajo y los horarios
escolares.
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