Recientemente, nos reunimos en Cáceres seis “laborales” para celebrar nuestras bodas de oro, cincuenta años en los que mantuvimos el contacto con mayor o menor intensidad según el momento o según las personas. Somos una gran familia.
El día de Reyes recibí el documento -video que acompaña esta entrada y donde podrán ver si llegan al final del mismo, que entre los “laborales” célebres se encuentran: Joan Manuel Serrat, José Luis Perales e Imanol Arias.
Las Universidades Laborales fueron denostadas con la democracia, olvidando que los hijos de los obreros no se formaron con alto nivel en los Centros privados religiosos sino en ese engendro de un falangista que eran las Universidades Laborales donde no sólo se hacia formación profesional sino que se nos preparaba y se nos financiaban estudios universitarios fuera de la localidad familiar.
“Pienso que uno de los errores más lamentables de la Transición en asuntos de enseñanza fue el de no haber sabido (ni querido) incorporar las Universidades Laborales al sistema educativo. ¡Qué muestra la incompetencia y soberbia...!Y así seguimos en materia educativa, de mal en peor” (Toni Silva)
Los grandes edificios, algunos muestra de un paradigma de la construcción, tuvieron diferente destino: en algunos casos se aprovecharon por parte de la Universidad local, como es el caso de Córdoba y de Huesca. Otros, se quedaron abandonados porque no se construyo pensando en el futuro, por ejemplo Zaragoza (curiosamente era femenina y no masculina como el resto). En la primera laboral, la de Gijón, se ha convertido un centro cultural que sólo mantiene una vitrina para exponer la historia de estos Centros que sirvieron para que hijos de la clase trabajadora, como yo, pudieran alcanzar la categoría de Decano de la Facultad de Educación.
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