Nuestra cuarta temporada en el Tour. Este año nos acercaremos hasta las etapas de los Alpes. Por eso, la salida la hacemos desde Italia y con coche. Nos alojaremos en hoteles o B&B, los dos primeros años lo hicimos desplazándonos en una autocaravana de etapa en etapa. Este año es la primera vez que Alessandro puede conducir. Vamos cambiando nuestras costumbres.
El vuelo FR4634 de Ryanair lo he utilizado desde su puesta en marcha. Antes era más cómoda la hora de salida pero ahora obliga a madrugar. Pero siempre es un alivio tener el aeropuerto a quince minutos de casa y la entrada al control después de 100 metros escasos de la Terminal.
He llegado con tiempo. Como casi siempre el arco de detectar ha pitado. Levanto brazos para que pasen el detector manual pero me dicen que es el aleatorio. Somos varias ocasiones en el que soy “el aleatorio”. Hoy creo que me estaban esperando el segurata y el guardia civil de fronteras que ha sido quien ha realizado el control de substancias a mi equipaje. Pero han estado amables y hasta me han deseado buen viaje.
El recorrido del vuelo está atravesando los Pirineos. Esto es novedoso ya que habitualmente sigue el curso del río Ebro para llegar a Italia a través del mar. Nos permite apreciar la diferencia entre el lado sur de los Pirineos de color marrón y el lado norte, el francés, de diferentes matices del verde. A pesar de mi experiencia de viajes en avión, me impresiona cuando paso junto a los picudos Alpes franceses, en los que aprecio pequeños glaciares. Estoy más habituado a la distancia de 10.000 metros junto al mar.
He tenido suerte porque mi fila estaba vacía. Todo para mí a pesar de que el vuelo estaba lleno según decía la azafata y había visto en la Terminal donde había muchos niños ruidosos que ahora no se oyen en el avión. Estoy barajando la posibilidad de que no los han dejado embarcar por algún motivo. La suerte continua porque el comandante indica que llegaremos con quince minutos de anticipación sobre el horario previsto.
Ales me recoge en el aeropuerto de Bergamo y después de cargar con la bicicleta y el equipaje partimos hacía las proximidades de la etapa del domingo. Google dice cuatro horas pero una parada para descansar, un sinfín de curvas, algunas rotondas para evitar las autopistas de peaje suizas y un rodeo por las carreteras cerradas con motivo del Tour en Aigle (sede de la Unión Ciclista Internacional) lugar de salida de la etapa; finalmente son casi seis horas las que invertimos en llegar a nuestro alojamiento en Chateau d’Oex.
Cena en un Chalet precioso y con un panorama inigualable. Tomamos la fondu ya que estamos en la tierra del Gruyere. Y después de un pequeño paseo para rebajar la cena, nos vamos a descansar.
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