martes, 19 de abril de 2022

Antonio Valero

 Mi compañero Antonio Valero ha fallecido, más de cuarenta años con experiencias profesionales en las que el compañerismo se convierte en amigo. De Antonio es esta reflexión.

Primero, la muerte la vemos alejada como si no fuera con nosotros. Pasa el tiempo y acudimos a los funerales por el fallecimiento de los padres y las madres. Ahora, acudimos al fallecimiento de esos compañeros con los que hemos compartido alegrías, tristezas y nuestro tiempo. No olvido que en situaciones que resultan mas dolorosas, la parca se salta el orden natural:Las madres y los padres ven morir a sus hijos e hijas o los cónyuges ven morir a su pareja de forma prematura.

Por tanto,  considero que estoy, estamos en primera línea, que nos toca porque en la mayoría de los casos somos huérfanos y hemos perdido la condición de HIJOS o HIJAS.

Antonio Valero fue director de la Escuela Universitaria del Profesorado desde 1985 a 1991, todavía estaba vigente la EGB y teníamos siete especialidades del Magisterio. Con Antonio comenzó la democracia en la Escuela de Magisterio donde el peso de los catedráticos de vieja escuela veían con temor que un "simple" Profesor Titular de Escuela Universitaria dirigiese la institución que hasta entonces había sido controlada como en los tiempos de la dictadura. Fueron tiempos muy fructíferos para la Escuela de Magisterio aunque la humildad de Antonio no los publicitase.

Con Antonio hice mi primer viaje a Italia con un proyecto europeo que pretendía conocer cómo iban a pasar la formación del magisterio desde los Istituto Magistrale a las universidades. Fue una visita profesional y cultural porque Antonio era una persona docta. Tampoco olvido su pasión por la pasta hasta el punto que yo, al cabo de cinco días, solicité comerme una hamburguesa.

Durante mi vaivén con Italia, me solicitaba que le trajese novedades de libros en italiano porque Antonio leía las novelas italianas, catalanas y francesas en la lengua original.

Los últimos tiempos ha estado afectado por la enfermedad pero quiero recordar su sonrisa y su sarcasmo. 

Hasta pronto, compañero.


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