Evaluación, PISA, cultura, ideosincrasia

He encontrado esta reflexión en alguna parte sin haber hecho lo que siempre pido a los estudiantes: tomar la referencia. En cualquier caso, me servirá para enlazarlo con mi próxima entrada sobre comportamientos cívicos y valores sociales.

"Parece ser que el tipo de prueba que se pasa no es examen clásico de pregunta- respuesta, sino que más bien se platean situaciones problemáticas y se les pide a los alumnos que aporten soluciones, respuestas, reflexiones, al menos en Ciencias es así. Esto que parece de sentido común, no es lo que nuestros alumnos viven el día a día de su escolarización.

La mayoría de estos alumnos siguen recibiendo un tipo de enseñanza basada en la transmisión de contenidos y conceptos poco significativos para los alumnos y donde prima la memoria repetitiva sobre otros aspectos y en donde el libro de texto toma el mando de los procesos y se adueña de todo dejando poco margen para la creatividad y el trabajo activo y significativo tanto de alumnos como de profesores, así la evaluación se reduce a una mera cuestión cuantitativa solo para medir el grado de asimilación (repetición) de esos contenidos y alejándose de su verdadera función como, entre otras cosas, indicadores para mejorar todo el proceso tanto en alumnos como en profesores.

Una formación inicial del profesorado con tremendas lagunas, un proceso selectivo que no selecciona a los mejores y una formación permanente desvinculada de las realidades y necesidades tanto centros y de docentes.

Unos centros educativos cerrados y burocráticos con unas estructuras férreas y poco margen para la autonomía de gestión de tiempos, espacios y agrupamientos.

Una sociedad la nuestra que dice valorar la escuela pero que no es verdad, sirva por ejemplo la participación de los padres en las últimas elecciones a los Consejos Escolares, una sociedad la nuestra que cada ves delega más y más funciones en los centros educativos como si esto de educar solo fuera función única y exclusivamente de la escuela y de los docentes, una sociedad la nuestra que conoce y aplaude más a Belén Esteban que a Vargas Llosa".